Lo hice por amor. 2007. Crochet, bordado e impresión digital. 140x180 cm

En esta obra me interesa abordar la ambivalencia del sentimiento amor en nuestra sociedad y el femicidio como su consecuencia más extrema. El crochet es un elemento que escogí pues el tejido hace referencia universal a la mujer y a lo doméstico pero sobre todo por el hecho de que hombres y mujeres tejemos nuestras vidas con patrones establecidos y repetitivos que nos dirigen la manera de sentir, percibir, pensar y actuar. Esto está colocado sobre una impresión digital con los nombres de las 162 mujeres asesinadas por feminicidio en Costa Rica, entre el año 2000 al 2006.

Esos patrones están amarrados a un orden sociocultural androcrático. Unas veces son visibles, evidentes y explícitos pero en su mayoría se ocultan tras la normalidad. Siguiendo el hilo de la clínica freudiana: no hay amor sin odio y es el odio una manifestación del amor, la frase “lo hice por amor” esta bordada a través de la pieza. Esta declaración se hace presente en el discurso de los victimarios al preguntarles las razones del por qué asesinaron a las mujeres.

La perpetua ambivalencia del sentimiento, surge como un mandato inherente a partir de la instauración de la propiedad privada en donde nos arraigan profundamente los conceptos de infidelidad, engaño, traición y de la monogamia como sistema. Desde esta perspectiva es el amor uno de los cautiverios en que vivimos las mujeres, y es el amor un instrumento para ejercer control y poseer. El amor velado por odio y el odio velado por amor.

In this piece I am interested in addressing the ambivalence of the feeling of love in our society and the femicide as its most extreme consequence. Crochet knitting is an element that I chose to use because weaving makes a universal reference to women and the domestic scene, but above all because of the fact that men and women weave our lives with established and repetitive patterns that guide us in the way we feel, perceive, think and Act.

These patterns are tied to an androcratic sociocultural order. Sometimes they are visible, obvious and explicit but mostly they are hidden behind normality. Following the thread of the Freudian clinic: there is no love without hate and hate is a manifestation of love, the phrase "I did it for love" is embroidered throughout the piece. This statement is present in the discourse of the perpetrators when they are asked the reasons why they murdered the women.

The perpetual ambivalence of feeling arises as an inherent mandate from the establishment of private property where the woman is perceived as an object and the concepts of infidelity, deception, betrayal and monogamy as a system are deeply rooted in us. From this perspective, love is one of the bondages in which we women live, and love is an instrument to exercise control and possession. Love veiled by hate and hate veiled by love.

Me gustas cuando callas porque está(s) como ausente. 2018. Tabla de plywood envuelta en textil bordado. 30x30 cm

Frase del poema #15 de Pablo Neruda, el más reputado poeta latinoamericano que en sus memorias tituladas “Confieso que he vivido”, cuenta poéticamente como violó a una mujer que trabajaba para él mientras estaba de embajador de Chile en Sri Lanka.

Crochet knitting embroidered with the phrase, LO HICE POR AMOR (I did it for Love) placed on a digital print with the names of the 162 women murdered by femicide in Costa Rica, between 2000 and 2006.

Mi silencio. 2018. Marcador sobre tela. 140x180 cm

El Silencio es un patrón de comportamiento que opera alrededor del abuso sexual en una sociedad que funciona bajo una arraigada cultura de poder y reputación, sustentada en el "silencio" de sus víctimas. El silencio es el velo que invisibiliza y por ende posibilita el abuso sexual que en dichos casos, más que un crimen de lujuria, es un ejercicio de poder e intimidación perpetrado en entornos que se consideran espacios seguros, las más sagradas

instituciones de nuestra sociedad, por sus líderes: maestros, sacerdotes, rabinos, jefes, políticos, padres de familia, etc. La denuncia es todo un reto. De hablar, la voz de las víctimas es marginalizada, no tiene fuerza al ser medida contra la reputación del perpetrador y la institución que lo respalda, como si la reputación estuviera por encima de dichas acciones. Hay una advertencia tacita social: El sistema avergüenza a quien es abusada/o poniendo en duda la veracidad de su historia. El primer castigo es para quien se atreva a exponer la intachabilidad de la reputación del poder. El silencio protege la reputación de todos. La de la víctima, la del abusador y la de la institución.

¿Quién sabía que la existencia misma del sistema de poder depende del silencio de las víctimas frente al abuso?